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Comencem pel principi. Podríem recordar la primera vegada que toquem el terra amb les mans? I amb els peus? Si no ho recordem, podem imaginar-ho ara mateix. Qui ens va donar la mà i es va assegurar que hi havia estabilitat? O ho vam fer sense ajuda? Com era el terra? Estava fred? O era el camp?

Igual que les rajoles d’una casa es van recolzant les unes sobre les altres, construirem una escala imaginària. Ara estem en els primers esglaons. Intentem pensar en altres primeres vegades: la primera vegada que vam provar l’aigua, la primera vegada que ens va arribar l’olor del pa; quan vam escoltar la nostra pròpia veu interna. O quan es va obrir una finestra i vam entendre que era de matí. El tacte de la tovallola blanca embolicant-nos després del bany.

Recuperem també la sensació de diferents materials: el pom de la porta, la corda que era aspra, la manta de llana que llevava el fred, però també picava. Triarem textures, com Sorolla. Quan ell era molt xicotet va ser criat per la seua tia Isabel —germana de sa mare— i pel seu marit, que era manyà —fabricava i arreglava panys i claus— i va intentar debades inculcar-li l’ofici. Més que tancar portes, Sorolla va decidir obrir-les, perquè va triar la pintura com a professió. D’allò sòlid i concret d’una maneta de la porta, Sorolla va passar a la gamma infinita de blaus, grocs, verds. Va posar molta pintura en el pinzell i va dir: «Vull olorar aquest jardí totes les vegades que jo vulga».

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¿Cómo podríamos acercarnos a este campo que la artista nos propone?

Hagamos que las flores tengan temperatura, no sólo pétalos rojos que inunden los ojos. Hay que tener cuidado con las imágenes fijas y lo que no podemos tocar, porque si nos quedamos sólo con la idea, esta puede ser engañosa y crear espejos inmóviles. Una flor pocas veces se desparrama: se asocia a la belleza intocable y lo que está idealizado. ¿Por qué no hacer muros de flores, desbordando los límites y construyendo otras formas, que más que imágenes, sean arquitectura? La flor no como adorno, sino como elemento de construcción. Es como si en vez de ramos hiciéramos montones de ladrillos. Es curioso porque el paisaje cambia a través de pequeñas uniones que hacen un tejido inmenso, como un mar que se expande. La imagen de la flor sola se vuelca sobre sí misma, y puede aislarse. Sin embargo, cualquier tejido que se despliega resiste y llega más lejos. ANA FOLGUERA.

Soledad Sevilla es una artista española que experimenta con el color, la pintura, los materiales y el espacio, interviniendo en ocasiones la propia arquitectura de los edificios para crear nuevos espacios estéticos.

Agradecimientos a Soledad Sevilla por apoyar Cultura en Vena y ceder los derechos de reproducción de la obra.

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Igual que Nixon, si probásemos a hacer nuestro propio álbum corporal, ¿qué diríamos? ¿Cómo hacer un mapa de todo lo que sucede entre? Un registro para tomar nota y que no se nos olvide.  De la mano a la cuchara, del beso a hacer pucheros, de los molletes en las muñecas y en los brazos, al meñique gordito y la mirada que no pestañea. ¿Cómo se podría retener todo lo que sucede entre cuerpos cercanos? Todo lo que pasa desapercibido pero que sucede en otra escala. Los cuidados giran en torno a la proximidad y la piel, y es difícil apresarlos con el lenguaje. Aquí los puntos de relación se multiplican: la boca apunta a la mano, que se mueve con la mejilla, que busca la otra mano, que se encuentra en los ojos, que se despliega en el calor del cuerpo. No hay que irse muy lejos para volver a vivir eso. En la piel, además de pequeños hilos de saliva, o cicatrices, o manchas, está la memoria secreta de lo que sucedió. En vez de desplegar un mapa podemos extender la mano y recordar todo lo que ahí permanece intacto.  ANA FOLGUERA

Nicholas Nixon (Michigan, 1947) es un fotógrafo estadounidense que trabaja con la imagen documental y la propia autobiografía. Sus series fotográficas se caracterizan por reflejar el paso del tiempo y la memoria familiar.

Agradecimientos: A Carlos Gollonet por acompañar a nuestra fundación conectándonos con el artista, y a Nicholas Nixon por apoyar Cultura en Vena y ceder los derechos de reproducción de la obra.

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Hace unos días comenzó una nueva primavera que pasó casi desapercibida para la gran mayoría de la población, superada por la dura situación que estamos atravesando. Pero está ahí fuera: con sus mejores galas, esperando a ser apreciada, admirada y sentida. Esta Primavera que estalló hace quinientos años nos puede servir en estos días de aislamiento, tanto a los que han caído enfermos, como a los profesionales que los están atendiendo mientras dejan lo mejor de ellos en sus puestos de trabajo, como a la ciudadanía que simplemente se tiene que quedar en casa. Esta otra Primavera nos recuerda, a todos, que sigue aquí con nosotros, y que nos está esperando.

Botticelli nos permite hoy seguir disfrutando de ella.

José Manuel Ballester, 24 de marzo de 2020

Agradecimientos a José Manuel Ballester por apoyar con su obra a Cultura en Vena.

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Piensa en palabras de antes: metro, viaje, trayecto, empujón, velocidad. ¿Y dónde está el cuerpo? ¿Qué nos quiere decir? ¿Podemos ganarle algún silencio a la ciudad? Los trenes también pueden ir poco a poco. O incluso estar detenidos. ¿Qué paisaje aparece, ahora que tenemos tiempo de observar? Fíjate en la luz, en el color, en cómo te sientes. No sabemos todavía lo que hay, pero sí vemos un espacio distinto. Incluso hay otros puntos de apoyo para seguir avanzando, para crear otra manera de estar. De repente un cuerpo puede ser creado por muchos, y ante un cambio surgen otras manos que nos acompañan en el proceso. Puedes ver este pasillo como un escenario de otras posibilidades. Haz una coreografía nueva, lo que tu propio cuerpo necesite. Si quieres puedes probar un juego: intenta escribir en el aire las nuevas palabras que ahora te rodean. ¿Cuáles son? Elige las que quieras. Prueba a asociar cada una con una parte del cuerpo. A través de la imaginación puedes hacer tu danza a lo largo de este pasillo. Se van escuchando algunos pasos: espacio, despacio. ANA FOLGUERA

J.A. García de Cubas fue artista y es arquitecto, gestor cultural e impulsor de proyectos sociales. Su obra Lisboa. Espacio interior evoca las múltiples aristas del espacio urbano a través de la yuxtaposición fotográfica y el juego del collage visual.

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Debajo de la venda estaba la vida. A Lázaro lo despojaron de su envoltura blanca y le dijeron (sin preguntarle): levántate. Y no sólo eso: le dijeron que tenía que caminar, ¡como si eso fuera tan fácil! Dice el poeta peruano José Watanabe: “Él dijo que te levantaras, y no dijo más. Ninguna promesa”. En todo regalo hay también una responsabilidad que comienza.  Escucha esto: en el sincretismo cubano el dios yoruba Babalú Ayé, el dios de la sanación, se asocia a Lázaro (solo quien ha estado de los dos lados sabe entender el cuerpo como un círculo). Y ahora que las cosas se han vuelto una misma, que en tu cuerpo algo se vacía para llenar el mundo, también algo comienza y, paradójicamente, a la vez termina. Del agua, a la tierra, al aire, y luego a la tierra otra vez. Las manos se abren y sostienen, y más que una flor, se entrega un texto, que será leído, escrito o rehecho. Y si no puedes, siempre podrás escuchar con la voz infinita del cuerpo lo que pase. Lázaro se levantó e hizo caso. Pero tú puedes abrigarte con las vendas o incluso utilizarlas como material de construcción. ANA FOLGUERA.

Fazal Sheikh (Nueva York, EE.UU, 1965) es un fotógrafo documental que suele trabajar en contextos de marginalización y exclusión. Su serie A camel for the son reúne imágenes tomadas en los campos de refugiados somalíes en el este de Kenia entre 1992 y 1994. Esta fotografía habla de flores de color amarillo y violeta como ofrenda a San Lázaro. Eva Góngora Loreng fue llevada a la Iglesia de San Lázaro, en El Rincón, cuando en el hospital eran incapaces de ayudarla con su parálisis. Con el tiempo, se recuperó y ahora camina hasta la iglesia para pasar sus días junto San Lázaro.

Agradecimientos: A Carlos Gollonet por acompañar a nuestra fundación conectándonos con el artista, y a Fazhal Sheikh por apoyar Cultura en Vena y ceder los derechos de reproducción de la obra.

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Oración/ Manifiesto por nosotras
Que se apropie el propio cuerpo de la palabra madre.
Que la historia se escriba desde lo que sucede en la camilla.
Que las imágenes estáticas se llenen de líquido, tejidos y cavidades.
Que la pantalla se llene de tierra.
Que el conocimiento se inunde también de experiencias concretas, y de nombres concretos.
Que las niñas que todavía viven en nosotras nos acompañen.
Que nunca dejen de ser fuente de fuerza y resistencia.
Que la tristeza que sucede en el útero también se haga visible.
Que las mujeres que habiten este espacio puedan compartir su saber.
Que el cuerpo se haga círculo, si es que alguna vez dejó de serlo.
Que sepamos distinguir entre herencia y deseo propio.
Que las imágenes no sustituyan nunca al cuerpo.

ANA FOLGUERA

Fazal Sheikh (Nueva York, EE.UU, 1965) es un fotógrafo documental que suele trabajar en contextos de marginalización y exclusión. Su serie A camel for the son reúne imágenes tomadas en los campos de refugiados somalíes en el este de Kenia entre 1992 y 1994.

Agradecimientos: A Carlos Gollonet por acompañar a nuestra fundación conectándonos con el artista, y a Fazhal Sheikh por apoyar Cultura en Vena y ceder los derechos de reproducción de la obra.

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Me dijeron: ¿cuál es tu deseo? Y desde entonces lo pienso dentro, muy dentro, para imaginarme que es un globo de esos que se prenden y lanzan en las noches de verano, que yo misma hago volar con mis manos. Lo construyo poco a poco, le doy forma, lo enciendo y lo hago volar. Me gusta mucho observar cómo se va perdiendo en la lejanía. Solo queda una llamarada, que se va fundiendo con la línea del horizonte. Durante años cuidé y vigilé ese pequeño fuego, que al principio era pequeño. Daba vueltas alrededor de él como una loba para que nadie lo tocase. Incluso en las noches heladas me mantenía alerta para que no acabase con él una ráfaga de aire, o algún animal cercano sintiese ganas de aplacarlo con su voz. Conservarlo es fundamental para seguir avanzando. En realidad, el paisaje no es lo que vemos, sino el deseo que se despliega en el espacio. Lo que más me gusta es ese segundo antes de dar el siguiente paso: la emoción que siento dentro, casi como un salto imaginario, ante todo lo que yo he elegido contemplar. ANA FOLGUERA.

Emmet Gowin (Virgina, EE.UU, 1941) es un fotógrafo estadounidense que explora el retrato individual y grupal y su interacción con el entorno. Sus imágenes, llenas de intimidad y de vida familiar, abordan la cotidianeidad desde sus connotaciones poéticas.

Agradecimientos: A Carlos Gollonet por acompañar a nuestra fundación conectándonos con el artista, y a Emmet Gowin por apoyar Cultura en Vena y ceder los derechos de reproducción de la obra.

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