Autora: Ángela Pérez Martín
Paciente del Hospital de Ourense (Galicia)
Emociones que encontrarás en este cuento: alegría, sorpresa y tristeza
Había una vez una rana llamada Verdita. Verdita vivía en un mundo de ranas, pero un día Verdita decidió ir a dar un paseo al mundo de los humanos. Ella quería saber si los humanos tenían alas. Cuando Verdita llegó se llevó una decepción.
—¡No tiene alas, no tienen alas, vine hasta aquí y no tienen alas! —dijo Verdita muy triste.
Verdita se quedó a dormir en el mundo de los humanos porque estaba cansada de tanto caminar. Durmió en la calle. Como Verdita quería tener alas se le ocurrió que podría ir a hablar con el gran búho sabio. El gran búho sabio es mágico y dicen por ahí que puede hacer cualquier cosa. Fue a hablar con el gran búho sabio y… ¿¡le dio alas!? Pues sí, Verdita estaba muy muy muy muy contenta, tan contenta que decidió llamar a todas las ranas para crear un nuevo mundo más cerca de los humanos.
Verdita estaba muy muy muy muy contenta
Verdita le dijo a todas las ranas que fueran a hablar con el gran búho sabio para tener alas. Luego hicieron grupos de 2 y se fueron a una feria de animales, las acogieron a todas. A Verdita le tocó con su amiga Rojita. En su nueva casa había muchos animales raros: serpientes con orejas, ratones violetas, etc. Comían de todo, pero les gustaba todo por algún motivo que ni ellas mismas sabían, pero bueno, hicieron muchos amigos. Vivieron felices y comieron perdices.
