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PROGRAMAS

Érase una voz

Tras años de experiencia diseñando intervenciones culturales en hospitales —desde el arte plástico y la música en directo hasta el incentivo a la lectura y escritura—, para Cultura en Vena es un placer y un reto presentar Érase una voz. Cuentos por vía oral para sentirse mejor. 

Este proyecto nace de la iniciativa de la aclamada escritora Irene Vallejo, embajadora y madrina del mismo, junto a Cultura en Vena, con el objetivo de vertebrar un nuevo programa hospitalario basado en el arte de contar historias como herramienta terapéutica. Érase una voz acercará la labor de cuentacuentos y narradores orales de primera línea a las unidades de pediatría y aulas hospitalarias, donde beneficiará tanto a los pacientes pediátricos como a sus acompañantes.

Coincidiendo con las celebraciones en torno al Día del Libro, este programa se estrenará en abril de 2023 en el Hospital Infantil Miguel Servet de Zaragoza. Contará con la dirección artística y coordinación de Cristina Verbena, experimentada narradora que realizará la selección de los cuentacuentos participantes. 

La financiación del programa en el Hospital Miguel Servet durante 2023 y 2024 será posible gracias a la donación, realizada por Irene Vallejo, de los derechos de su libro Manifiesto por la lectura.

A veces una historia empieza con renglones de desasosiego. A mi hijo le diagnosticaron graves problemas de salud al nacer y vivió su despertar al mundo en una UCI Neonatal. Desde su cuna cableada, con el pulsioxímetro en el pie, conoció las alarmas estridentes antes que el trino de los pájaros, y fijó su mirada en los palos de gotero antes de descubrir qué era un árbol. Durante meses y meses, la mayor parte de mi tiempo transcurrió en un hospital. Al volver a casa, necesitaba dedicar mi tiempo a recuperar fuerzas, entereza y esperanza: allí empecé a escribir El infinito en un junco. Busqué el cobijo de la lectura. En las páginas de los libros que leía encontré una cura para la cuidadora. Compartí con mi niño el mismo remedio que a mí me fortalecía. Canté y susurré para él algunos de los relatos de mi infancia, que mi madre me contaba justo antes de dormir, con el secreto propósito de derrotar juntas el miedo a la noche. Así descubrí que, en situaciones angustiosas, siempre podemos contar con los cuentos. Entonces entendí por qué los relatos infantiles nos animan a ser valientes, aunque nunca dejemos de tener miedo. En un hospital, en pijama, somos conscientes de nuestra fragilidad, y por esa misma razón tenemos sed de historias. Relatos que hablan de aventuras, de viajar a lugares tenebrosos y regresar coronados con una pequeña llama. Porque soñar nos sostiene. 

Tras aquellos meses en el hospital, mientras tantas personas de la sanidad cuidaban de mi hijo, también del resto de mi familia y de mí, sentí que los hospitales son un territorio necesitado de historias en pijama. Con los mejores aliados –Cultura en Vena, Cristina Verbena y los equipos del Hospital Miguel Servet de Zaragoza– me embarqué en la aventura Érase una voz. Los fondos para este proyecto provienen de los derechos de autor de mis libros: quienes me leéis, todos y cada una, podéis sentiros mecenas de este proyecto que llevará el don de los cuentos al refugio del cuidado.

Irene Vallejo
Fotografía © Jorge Fuembuena

Contar historias: un bálsamo de transmisión oral

Contamos historias desde que habitábamos las cavernas. La narración oral es una forma de comunicación exclusivamente humana, ancestral y común a todas las culturas del mundo. Es el arte de vestir —con ropajes, escenarios y personajes de cuento— un mensaje crucial para nuestra existencia como individuos. En muchas culturas, las cantadoras o cuentistas —que muchas veces son también las curanderas de la comunidad— se sirven de relatos en momentos especiales de iniciación o transición vital.

No obstante, más allá de la riqueza y sabiduría que nos aporta su aspecto puramente cultural, la tradición oral también ha encontrado su hueco en el mundo de la medicina y la atención sanitaria. El efecto de las historias, leyendas y los cuentos de hadas ha interesado a psicólogos y psiquiatras como Bruno Bettelheim, psicoanalista infantil vienés. Este afirmó, en su libro Psicoanálisis de los cuentos de hadas, que “al hacer referencia a los problemas humanos universales, especialmente aquellos que preocupan a la mente del niño, estas historias hablan a su pequeño yo en formación y estimulan su desarrollo, mientras que, al mismo tiempo, liberan al preconsciente y al inconsciente de sus pulsiones”.1 Un bálsamo terapéutico y a la vez liberador, sin efectos secundarios. ¿O sí?

Clarissa Pinkola Estes, doctora psicoanalista junguiana, escritora y poeta, asegura que “al tratar con historias, estamos manejando energía arquetípica, que se parece mucho a la electricidad. Puede reconfortar e iluminar, pero en el lugar equivocado, en el momento equivocado y en la cantidad equivocada, como cualquier medicina, puede no tener el efecto deseado (…) La transmisión de la historia es una responsabilidad muy grande; debemos asegurarnos de que las personas estén preparadas para las historias que cuentan”.2 En otras palabras, los narradores orales o cuentacuentos poseen un oculto pero notable poder terapéutico. En su voz, el relato puede ser todo un bisturí emocional de precisión insospechada.

La narradora Cristina Rueda en la primera sesión en el Hospital Infantil Miguel Servet de Zaragoza.

El cuento, bajo el microscopio

En los últimos años se han realizado estudios clínicos que demuestran el valor de contar historias en el ámbito sanitario. Los cuentos tienen un efecto positivo sobre la ansiedad y los trastornos de conducta en niños sometidos a cirugía.3 Escuchar cuentos incrementa la oxitocina y las emociones positivas, y disminuye el cortisol y el dolor en niños hospitalizados.4  Aplicado a la enfermería, el uso terapéutico de las historias infantiles revaloriza y estimula vínculos, reduce la ansiedad de los niños y sus familiares, estimula la participación de los niños en la atención y promueve educación en salud, aparte de ser una herramienta de bajo coste.5 En resumen, ya existe evidencia científica que asegura que la narración de cuentos en el ámbito hospitalario es una estrategia que se debe utilizar para la recuperación, el control del dolor del niño y la reducción del estrés y los traumas resultantes de la hospitalización, tanto para el niño como para su acompañante.6

Bettleheim, Bruno. Psicoanálisis de los cuentos de hadas (1975). Edición castellana en la editorial Crítica (Planeta), 2010.

Pinkola Estes, Clarissa. Historias como medicina (Michigan Reading Journal, 1995).

The effect of storytelling on anxiety and behavioral disorders in children undergoing surgery: a randomized controlled trial (Pediatric Health, Medicine and Therapeutics, 2019).

4 Storytelling increases oxytocin and positive emotions and decreases cortisol and pain in hospitalized children (Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 2021).

5 The use of children’s stories in nursing care for the child: an integrative review (Revista Brasileira de Enfermagem, 2019).

6 Contação de história na unidade pediátrica: percepção de acompanhantes de crianças hospitalizadas (Revista de Enfermagem da Universidade Federal de Santa María, 2015).

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