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PROGRAMAS

Las jornadas de Arte y Salud proponen una acción cultural en museos para hablar de ciertas patologías o problemas de salud con el fin de crear vínculos con los pacientes y con el personal sanitario.

El objetivo del programa es visibilizar e impulsar relaciones entre las prácticas artísticas y el ámbito de la salud.

Así fue la segunda edición de la Jornada Arte y Salud de la Fundación Cultura en Vena en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.

El Museo Thyssen-Bornemisza acogió por segundo año consecutivo la jornada “Arte y Salud”, en esta nueva edición dedicada a la salud mental, coincidiendo con la celebración del Día Mundial de la Salud Mental el 10 de octubre. Además del público en la sala, varias decenas de personas siguieron la emisión en directo a través del canal de Youtube de Cultura en Vena, donde está disponible el vídeo de la grabación

A través de cuatro mesas de diálogo y de varias “historias de arte y salud”, durante la jornada se expusieron diferentes casos de éxito en hospitales y centros psicosociales españoles, así como experiencias en primera persona de profesionales, artistas y pacientes sobre el potencial sanador del arte y la cultura, como coadyuvante a las terapias convencionales. 

En representación del Museo Thyssen-Bornemisza, inauguró la jornada Juan Ángel López, conservador y responsable de Contenidos del museo, quien ensalzó el acuerdo de colaboración que la pinacoteca mantiene desde hace años con la fundación Cultura en Vena para desarrollar proyectos como Arte Ambulatorio, Vūlnera o esta jornada “Arte y Salud”. En su intervención incidió en que “el museo no debe ser un templo dedicado exclusivamente al arte y la belleza, sino que debe ser una institución sensible a los problemas actuales, que esté abierta al debate y que ayude a empoderar a sus públicos, de forma amplia y diversa”.

En la primera intervención Pablo R. Coca -ilustrador e historietista, creador de @occimorons– compartió su experiencia de pequeño siendo hermano de una niña diagnosticada de esquizofrenia. Durante muchos años el muro de la incomprensión los separaba. No fue hasta el confinamiento durante la pandemia de covid-19 cuando Pablo dio con la tecla. “Para vincularme con mi hermana utilicé el arte como vía para conectar con ella. El arte fue la forma en que pude acercarme y entender a mi hermana, y construir esa red, ese vínculo que yo no tenía con ella porque no tenía la forma ni la había encontrado”. Con su testimonio, nos recordó el poder del arte para hablar sobre aquello que no podemos decir con la palabra. 

Mesa 1: Pincel, bolero, diazepam. Encajando el arte en la salud mental

Para conocer cómo es el panorama actual de las prácticas artísticas en el ámbito de la salud mental, contamos en la primera mesa con unos invitados e invitadas de excepción.

Guillermo Lahera, psiquiatra del Hospital Universitario Príncipe de Asturias y profesor de la Universidad de Alcalá afirmó que no cabe duda de que “a través del arte el paciente puede explorar aspectos de su mundo interior y exterior que él o ella misma desconoce. El arte enciende la mecha y la psicoterapia vuela”. 

Raúl Gómez, psicólogo y directivo de Fundación Manantial sostuvo que “lo terapéutico del arte es un punto de llegada más que de partida. La idea es que el arte tenga un sentido y un significado para uno, y por ello terminará siendo terapéutico”.

Nuria Núñez Castro, como educadora en Fundación Manantial, propuso utilizar la creatividad como un arma de acción social para la integración. “Lo que más nos gusta del arte es que cuando vemos una obra nos paramos y vemos su originalidad, su composición… Independientemente de quién la haya podido realizar. El arte no entiende de estigmas, de género, de enfermedades”, afirmó.

Chus Gómez, psiquiatra, gerente del Hospital de Piñor, Ourense, explicó que su oficio trata de tejer puentes, “porque la locura es solitaria”. Según la experiencia de su proyecto Arte Espida, “gracias al arte se potencia y favorece el lazo social, que es lo que está roto en la locura y que es lo más difícil de tratar”.

Por último, Marina Díaz Marsá, psiquiatra, Vicepresidenta de la Sociedad Española de Psiquiatría y Jefa de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital Clínico San Carlos de Madrid. Señaló que las pacientes de TCA tienen un mundo restringido en el que no saben hacer otra cosa. La comida se ha convertido en su identidad, y este es el punto de partida para cualquier tratamiento.

Tras la primera mesa de diálogo, conocimos otra “historia de arte y salud” de la mano de Elisabeth Karin Pavón ilustradora, diseñadora, ceramista y muralista, expaciente de trastorno de la conducta alimentaria (TCA). “Durante años estuve viviendo con un monstruo”, confesó. “Era peculiar: no me dejaba comer, quedarme quieta, mirarme al espejo… El problema es que estos monstruos son invisibles, y por ello es difícil luchar contra ellos, porque no se ven”, explicó la ilustradora, que reta a la gente a que dibuje sus propios monstruos.

Mesa 2: El museo hospitalario, ¿un espacio para sanar?

En la segunda mesa comprobamos cómo la salud entra en los museos a partir del proyecto conjunto de EducaThyssen y el Centro de Rehabilitación Psicosocial (CRPS) Los Cármenes, de Madrid. 

En primer lugar, intervino Olga Real Najarro, experta en salud mental comunitaria y presidenta de la Federación Salud Mental Madrid. “La salud mental es una cuestión transversal, es necesaria en todos los aspectos de la vida”, afirmó, al tiempo que incidía en la necesidad de “trabajar para que el estigma se convierta en estima”. 

Desde el CRPS Los Cármenes, comenzó hablando su directora, Marta Rosillo Herrero, quien destacó que “como sociedad, nos estamos perdiendo todo lo que estas personas (con trastornos de salud mental) pueden darnos”. Explicó que decidieron participar en el programa de EducaThyssen porque querían desmantelar la imagen negativa de las personas que poseen un trastorno mental. Vicenta Alonso Martos, educadora del CRPS Los Cármenes: “No concebimos la participación si no hay bienestar”.

Por su parte, Mario Sánchez Álamo, ex usuario del centro y músico, contó su experiencia como participante del programa. El resultado positivo del proyecto fue evidente: “Mejoró mi autoestima, la seguridad en mí mismo y la capacidad de trabajar en equipo. Enseñar nuestro trabajo artístico conectaba con la realidad y era muy gratificante”. Cuál ha sido el papel del museo en todo el proceso lo tiene claro: “El museo promueve nuestra autonomía y colabora a que nos sintamos más incluidos en la sociedad, más útiles. El museo ayuda a volver a encontrar tu lugar en el mundo”. 

Para cerrar la mesa, Alberto Gamoneda, educador y mediador cultural en EducaThyssen, hizo hincapié en que el éxito del proyecto se basa en los procesos del trabajo educativo a través de generar nexos con los profesionales, “que el museo sea nexo y herramienta útil para las personas que lo necesitan”. Se trata de “hacer para ser y poder llegar a ser”.

La siguiente “historia de arte y salud” fue protagonizada por Javi Martín, actor, paciente con trastorno bipolar y autor del libro Bipolar y a mucha honra. El actor emocionó e hizo reír a la audiencia a partes iguales porque, como él mismo expresó: “El humor es una forma de arte. Si tú cuentas con humor lo que te ha pasado en la vida, por muy dramático que sea, ya está bastante sanado”. Compartió su vivencia personal y explicó lo que sentía cada vez que subía de nuevo sobre un escenario como actor: “De repente mi cuerpo y mi voz tenían que ser otros, el contexto era otro. Las voces desaparecían de mi cabeza. El arte, el teatro, es sanador. Ahora doy clases y veo su transformación”.

La música siguió sonando con los siguientes invitados de la jornada: GuitarCello. ¿Qué sucede si juntas a un guitarrista de rock, Fernando Curiel, con un chelista clásico como Antonio Martín Acevedo? ¿Y si a ellos se les suma la ciencia con la doctora psiquiatra Helen Trebbau? El resultado es la sorprendente fusión musical de GuitarCello. “Queremos romper las barreras con el estigma que tenemos los sanitarios, porque todavía nos siguen viendo como personas que queremos drogar a los pacientes. Utilizar otras técnicas que no sean solo las farmacológicas”, sostuvo la psiquiatra.

La mañana finalizó conociendo la difícil historia de Manuel López, superviviente de depresión grave. Músico consagrado, pianista desde los cuatro años, violonchelista y compositor, un problema de salud sumado a una negligencia médica le dejaron la mano derecha inutilizada para seguir tocando el piano. Lejos de rendirse, se reinventó como “El pianista de la mano izquierda”, con un gran talento que compartió con el público interpretando a Beethoven y Ludovico Einaudi.

Durante la pausa de la comida, se grabó en directo en el auditorio del museo un episodio del podcast del Ministerio de la Ansiedad. Se trata de un proyecto audiovisual creado por Mario Carpintero y María Martín Campos, músicos alumnos de la Escuela Superior de Música Reina Sofía. A través de la creación de un podcast sobre música y salud mental tratan de visibilizar los problemas de la salud mental utilizando la música como hilo conductor. En esta ocasión entrevistaron a GuitarCello y Chus Gómez.

La emoción y el diálogo siguieron por la tarde. “Cuando tenía 13 años sufría acoso escolar y me sentía como un bicho raro”, comenzó su intervención Damián Alcolea, actor con trastorno obsesivo compulsivo (TOC). A través del relato de su experiencia personal, el actor confesó que lo único que le hacía sentirse parte de este mundo eran las películas de Almodóvar. Atravesando un episodio depresivo, Damián escribió la novela Tocados, y experimentó el beneficio de la actitud creativa para sanar, en este caso a través de la escritura. “El arte puede ser una tortura si lo vivimos como un vehículo para ganar la aprobación de los demás, pero puede ser una bendición si lo usamos para expresar nuestro dolor y la verdad de quienes somos”.

Mesa 3: Arte y salud 360º. La experiencia del Parc Sanitari Sant Joan de Déu 

El equipo del Parc Sanitari Sant Joan de Déu en Sant Boi de Llobregat, Barcelona, donde a menudo se escucha la frase: “El arte me salvó” contó cómo aplican las prácticas artísticas en la atención sanitaria a personas con trastornos de salud mental, participaron Glòria Comellas Pastallé, terapeuta ocupacional; Marta Oliu Gavañach, educadora; Noemí del Prado Sánchez, directora de Desarrollo Solidario y Cooperación; Montse Toribio Prieto, terapeuta ocupacional, antropóloga, especialista en Medicina Gráfica; Andrea Martinez Arroyo, graduada en Bellas Artes y máster en Mediación Artística, auxiliar de enfermería en salud mental; Abel Carrasco Parras, ilustrador; y Francesc Garreta Gambús, asesor en juventud y acción comunitaria.

Con el equipo del Parc Sanitari conocimos más a fondo el proyecto Torrents d’Art, que pone en diálogo permanente el arte y la salud mental como herramienta en favor de sus protagonistas y también abierto a toda la ciudadanía. A través de talleres y prácticas artísticas como el teatro, la pintura o la ilustración, junto a las terapias convencionales y la creación de vínculos con la comunidad, como la facultad de Bellas Artes, los usuarios han ido superando sus problemas de salud mental. Abel Carrasco, autor de la novela gráfica Penélope, plasmó en sus ilustraciones la vivencia de un brote psicótico. Este artista acabó encontrando en su arte también una terapia. 

Marta Espinós, pianista, comisaria musical y directora adjunta de Cultura en Vena fue la encargada de acercarnos las siguientes historias de arte y salud. Contó la historia de la compositora y pianista estadounidense Amy Beach, con un posible trastorno del espectro autista (TEA), y fue detallando los posibles síntomas e indicadores que hacen pensar que el compositor y pianista Manuel de Falla podría haber sufrido de TOC. El broche de lujo a su intervención lo puso su interpretación al piano de la partitura Young Birches, Three pieces Op. 128 n.º 2 de Birches, y la Danza ritual del fuego de Manuel de Falla.

Mesa 4: “Dr. Recéteme Mozart”. Cultura para el malestar de la vida

España encabeza tristemente el consumo mundial lícito de ansiolíticos y antidepresivos. ¿Qué es lo que se ha llamado el “malestar de la vida”? ¿Cómo pueden el arte y la cultura ayudarnos a sentirnos mejor? De ello se habló en la cuarta y última mesa de diálogo de la jornada.

Para Patricia Fernández Martín, psicóloga clínica en el Hospital Ramón y Cajal, “la cultura nos ayuda a convertir el dolor en algo bonito: un texto, un artículo… Para mí ese es el mecanismo más sanador de la cultura. Es un espacio de reconstrucción emocional, de focalización ante la dispersión en la que nos hallamos inmersos y la cultura nos oxigena y nos ordena la mente. No es lo único que puede ayudar a las personas que tienen malestar de la vida a estar mejor, pero es algo que potencia los resultados”.

Sobre si es realista la prescripción cultural en el ámbito de la salud mental, Inés Martín Rodrigo, escritora y ganadora del Premio Nadal 2022, opina que “recetar cultura, esas píldoras culturales, es lo más sensato que podemos hacer. Y luego, en la otra vertiente, siempre que yo he sido paciente en una terapia, cada vez que la cultura ha formado parte del tratamiento, siempre ha sido para bien”. 

Mercedes Navío, psiquiatra, coordinadora de la Oficina Regional de Salud Mental del Servicio Madrileño de Salud, añadió que “cuando estamos mal tenemos una narrativa saturada del mundo. La literatura nos permite contarnos el mundo de forma diferente. Por eso una prescripción cuidada de cultura es interesante”.

Por su parte, Luis Caballero, psiquiatra con más de 170 artículos científicos publicados, señaló que el potencial terapéutico de las artes ya es algo que se percibe necesario dentro de la sanidad y que, de hecho, ya existen numerosos ejemplos de proyectos innovadores y buenas prácticas en este sentido.

Una vez más, terminamos la jornada Arte y Salud con la mente llena de nuevas propuestas, y el corazón repleto de emociones y momentos mágicos vividos a lo largo del día, especialmente a través de las intervenciones artísticas que han ido jalonando la jornada. 

Desde Cultura en Vena ya estamos trabajando en la III Jornada Arte y Salud, que se celebrará en el último trimestre de 2024.

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