Autora: María
Hospital Universitario Infantil Niño Jesús
Emociones que encontrarás en este cuento: alegría, amor y calma
En un pequeño pueblo de Irlanda vivía un joven de 16 años; ese joven se llamaba Alejandro y no estaba pasando una buena época. Su vecindario era frío y solitario, hasta que llegó una nueva inquilina a la casa de al lado: tenía una media melena castaña, unos ojos grandes de color miel y, sobre todo, una gran sonrisa; era ruidosa y solía llevar visita.
Una tarde soleada y lluviosa a la vez, de esas que odiaba Alex, tocaron a la puerta: era su nueva vecina, Carla, que le llamaba para invitarle a una fiesta en la piscina y, así, día tras día ella seguía proponiéndole planes, que Alex seguía rechazando.
Carla no dejaba de insistir; quería conocer a fondo a la persona que veía todas las noches en la terraza. Para su sorpresa, una tarde lluviosa Alex aceptó que ella entrara en su casa a tomar algo y hablar.
Alex acabó cogiendo confianza con Carla, cosa rara en él, ya que no confiaba ni en sí mismo. No sabía cómo, pero hasta consiguió sacarle alguna que otra sonrisa.
Carla se sentía orgullosa por lo que había conseguido con él; no sabía por qué, pero ya no le veía como un amigo, sino como algo más, alguien importante, alguien especial.
Alex y Carla comenzaron una relación sentimental y llena de confianza. Carla quería a Alex y Alex a Carla, pero lo más importante: Alex se quería a sí mismo, todo eso gracias al apoyo, comprensión y ayuda que le dio Carla; pero sin el esfuerzo de él no hubiera sido posible.
Quiere, déjate querer y QUIÉRETE.
