Autora: Paula
Hospital Infantil Universitario Niño Jesús
Emociones que encontrarás en este cuento: alegría, sorpresa, amor y calma
Llegué un día de visita al hospital. No sabía que iba a cambiar tanto mi vida porque encontraría a mi mejor amiga para siempre. Nada más ver a Paula con esa corona brillante, esos ojos azules y su sonrisa tan dulce, supe que íbamos a ser inseparables.
La corona de Paula estaba sujeta a unos pesos como parte de su tratamiento en el hospital. Al principio, Paula decidió sujetarme en uno de sus péndulos. Al cabo de los días optó por cambiarme de sitio. Ahora nos encontrábamos más cerca y empezamos a caminar juntas. Me encantaba sentir sus manos cuando me acariciaba. Yo me sentía de lo más feliz y se lo demostraba moviendo el rabito. Todos los niños, médicos, enfermeros, celadores, profesores, etc., me querían tocar. Paula me presentaba a todos con su gran sonrisa.
Paula tenía días muy tristes, de dolores, de miedos, pero los superaba cada día. Yo me sentía tan bien de estar junto a ella, ya que reíamos, llorábamos, veíamos pelis, íbamos al teatro, veíamos payasos, magia, dábamos clase en el colegio… Era un privilegio ser su mejor amiga y estar en primera fila. Paula estaba deseosa de quitarse esa corona y por fin cumplir su sueño: salir de ese hospital totalmente recuperada. Yo tenía miedo de que se olvidase de mí y me dejase en ese hierro allí colgada.
Pero no fue así. El día de antes de cumplir su sueño, hizo realidad también el mío. Me metió en su maleta y las dos comenzamos un nuevo viaje, sin coronas, péndulos, hierros, pesos… Era duro deshacerse de todos los amigos que nos acompañaron durante mes y medio, pero tenía muchas ganas de ver mi nueva casa y familia, junto a mi gran amiga Paula, de ojos preciosos y sonrisa dulce.
Gracias por este regalo.
